La Sensación de Sonido:
Las sensaciones son el resultado de la acción de un estimulo externo sobre el aparato sensitivo de nuestros nervios. Las sensaciones difieren en calidad, en parte a causa del órgano sensorial excitado y en parte a causa de la naturaleza del estimulo que se emplea.

Por lo tanto, la sensación de sonido es una clase de reacción ante un estimulo externo, propia y peculiar del oído y no excitable en ningún otro órgano del cuerpo; y es completamente distinta de la sensación de cualquier otro sentido.
La divergencia primera y principal entre los distintos sonidos que percibe nuestro oído es la que existe entre ruidos y tonos musicales. Ejemplos de los primeros son el bramar, aullar y silbar del viento, el chapoteo del agua el rodar y traquetear de los vehículos; Ejemplos de la segunda categoría son los tonos de los instrumentos musicales y los ruidos y pasarse insensiblemente de unos a otros; pero sus limites se hallan muy distantes entre sí.
Por regla general puede apreciarse la diferencia entre tonos musicales y ruidos mediante la observación auditiva antena, sin ayuda de ningún artificio. Percibimos que, por lo general, el ruido va acompañado de una rápida y alternativa mudanza de sensaciones de sonido de diversas clases.

Pensemos, en el chapotear y bullir, del agua de una catarata o de las olas del mar, en el rozarse entre sí las hojas de un bosque. En todos estos casos existen variantes alternas de varias clases de sonidos, rápidos, irregulares que se entreveran caprichosamente, pero pueden percibirse de modo distinto y claro. Cuando sopla el viento, la alternación es lenta; el sonido sube poco a poco y despacio para luego tornar a bajar.
En cambio, el tono musical llega al sonido uniforme y del otro inalterado, pues permanece idéntico mientras existe y no presenta ninguna alteración de constitutivos de diversas clases. Fácilmente podemos componer ruidos con tonos musicales como por ejemplo, golpeando simultáneamente las teclas contenidas en una octava o dos de un piano.
Estos nos permite observar como los tonos musicales son los elementos más simples y regulares de las sensaciones auditivas.
Fragmento de La Teoría de la Sensación del Tono, 1862.
Cada día en el que no hayamos danzado al menos una vez
es un día perdido. Nietzsche (1970). Así habló Zaratustra
es un día perdido. Nietzsche (1970). Así habló Zaratustra